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TRES AÑOS DE AUTONOMÍA

CONCEPTO Y FUNCIÓN DE LA AUTONOMÍA

En el transcurso de sus tres primeros años de vida autónoma la Universidad ha alcanzado grandes éxitos y un nuevo estilo.

Nuestro concepto de la autonomía no ha sido el del simple derecho de hacer nombramientos de profesores, reformar o decretar planes de estudio, fundar facultades y escuelas o suscribir acuerdos universitarios internacionales.  La autonomía así entendida es incompleta porque se reduce a una expresión formal.  Para que la autonomía se desarrolle en plenitud es preciso hacerla descansar en la libertad de pensamiento, de cátedra y de investigación, y guiarla por los principios de una moral racionalista y no autoritaria.  Por lo tanto, debe mantenerse alejada de compromisos políticos o religiosos, o de cualquier otro interés ajeno a los fines de una Universidad moderna.

UNIVERSIDAD ES HUMANIDAD

Interesa recalcar que la Universidad es una institución que por su propio carácter tiende a la unidad del hombre.  Nadie discute las conquistas de la cultura en el mundo de la ciencia, de las letras o de las artes.  Un spunik ruso ha salido de las mismas fórmulas que los ensayos de Cabo Cañaveral, y tanta admiración causan los frescos de la Capilla Sixtina del Vaticano en Moscú, como un concierto de Tchaikovski en Roma.  Y éste es el papel que la Universidad va desempeñando a través del tiempo para el posible entendimiento del género humano. Aquí sí que no hay necesidad de «purgas» para obligar a unos a aceptar determinado credo político, ni de «hogueras» para encarrilar a los librepensadores en la ortodoxia religiosa, ni de «listas negras» para obligar a los pueblos débiles a someterse al imperialismo.

La Universidad es universalidad.  Es una institución muy antigua al revés de cualquier otra institución, se va extendiendo por todos los continentes y tiende a formar una gran hermandad por encima de razas, credos políticos y religiosos, y, sobre todo, trata de eliminar lo que separa al hombre del hombre mismo: La intransigencia, engendradora de odios.

Las admirables conquistas de la ciencia, la divulgación de doctrinas humanitarias, la comunicación de la sabiduría, el empleo de la investigación científica para bien de los pueblos y de los hombres, la exploración del espacio sideral y del átomo, el alivio de las enfermedades, provienen, directa o indirectamente, de la Universidad.  Todos los años se fundan docenas de universidades en el mundo; todas ellas tienen en común, lo que puede tener en común la humanidad, esto es, la conquista de la naturaleza para el uso del hombre. Prueba de esta hermandad actual, y de la compenetración para un gran futuro de la humanidad por medio del conocimiento y la sabiduría, es el resultado de esas asambleas universitarias del mundo entero, encaminadas a ese objetivo.  No importa que provengan de países diversos; ellas, al reunirse, coinciden en la necesidad de establecer una paz firme, una justicia común, un intercambio de pensamiento, y, sobre todo, una gran tolerancia.  Por encima de los políticos, de los comerciantes, de los militares, la Universidad tiende a la universalidad.  Por este camino es por donde la nuestra, dentro de su pequeñez y de su grandeza (quien lucha por la cultura y la comprensión humana es grande en cualquier parte) debe encontrarse.  Y por eso es por lo que estamos trabajando.

OBJETIVO DE LOS ESTUDIOS GENERALES

Como se comprende, una lucha semejante requiere una preparación adecuada.  No más profesionalistas ciegamente especializados y desconectados de la realidad del mundo y de la misión que deben cumplir.  No más seres egoístas destinados a ser absorbidos por un mundo en marcha como pobres personas del rebaño humano, de la mesnada susceptible de ser utilizada para echarla la una contra la otra.  Nada de eso.  Necesitamos formar a nuestros estudiantes dentro de esa doctrina que lleva por objetivo el conocimiento de la misión a la cual, como ser privilegiado, el universitario está sometido.  Y esta es la razón por la cual, para el ejercicio de esa comprensión, se ha convenido que las universidades instituyan los «estudios generales”, que es una introducción al conocimiento de los valores culturales de la humanidad, de cuya estabilidad depende el uso que deba dársele a las conquistas de la ciencia.  Es preciso construir una planificación de estudios universitarios sobre la base común de estudios generales.  Ello dará una mayor comprensión de los problemas a los cuales un profesional debe enfrentarse, y será una plataforma sólida para la misma eficiencia de su ejercicio.

Pero esos estudios generales no han de ser como aquellos antiguos de especulaciones metafísicas.  Tienen que sustentarse, por el contrario, en una ciencia racional, cambiante, renovadora, alimentada de la realidad inductiva y rigurosamente revisada en su trayectoria lógica.  Es cierto, sin embargo, que la ciencia dogmática da seguridad, pero es falsa y es como una autosugestión que inhibe al hombre a pensar por sí mismo. Esta ciencia dogmática, de cuyo ejercicio vano habría que culpar, en parte, a los aristotélicos, ha impedido y sigue impidiendo, el desarrollo armonioso y real del hombre, que aun cuando viviente por sus propios impulsos naturales, tiene que ser conducido por la razón, y aventurarse a utilizarla con todos los riesgos de equivocarse.  Al fin y al cabo, la vida es riesgo y aventura, y al conocerlo, no nos llamamos a engaño.  Tenemos que afirmar la vida y huir de lo barato, de la vulgar ley de la parsimonia, o del menor esfuerzo.  El doloroso esfuerzo de pensar por sí mismo.

PLANIFICACIÓN DE LA ENSEÑANZA

Sobre esta base racional en cuanto a hombre y sobre la base racional en cuanto a ciudadano, es que debe trazarse la planificación de nuestra enseñanza superior.  Porque la Universidad en forma directa o indirecta influye decisivamente en el destino del pueblo y recibe la utilidad de sus servicios: en obras de ingeniería, hospitales, salubridad, educación, leyes, desarrollo agrícola e industrial, comercio, economía, etcétera.  Entonces, la planificación debe encaminarse a la formación de un selecto número de personas que se encargue, precisamente, de estos servicios, con lo cual, el objetivo universitario, deja de ser particular, para convertirse en social.

ORIENTACIÓN Y FINES

La orientación doctrinaria de nuestra Universidad se halla resumida en el capítulo primero de su Ley Orgánica, así como los fines hacia los cuales se dirige.  Lo primero va desarrollándose en artículos, discursos, actos públicos, polémicas, congresos internacionales, pero sus fines están todavía muy lejos de lograrse.  En realidad, ningún fin concreto se logra para ninguna institución, mucho menos tratándose de una Universidad moderna, viviente, en este mundo cambiante y lleno de sorpresas.  Sin embargo, el acicate del mundo moderno llega hasta nosotros y nos obliga a la acción, más que a la reflexión, aunque, desde luego, nos arriesguemos a cometer errores, de los cuales no están exentos sino aquellos que ven las cosas contemplativamente, lejos de la acción y del mundo.

RESPONSABILIDAD DE LAS FACULTADES

Esta acción universitaria descansa, indudablemente, sobre su docencia, esto es, sobre los hombros de los Decanos y miembros de las Juntas Directivas de las Facultades, y de las Asambleas Facultativas, en las que tienen especial participación los representantes de los gremios profesionales y de las organizaciones estudiantiles.

Esta responsabilidad es muy variada y diversa.

 En estos tres años hemos aprendido que debemos utilizar al máximo nuestros recursos.  La fundación de departamentos comunes para diversas facultades nos da la oportunidad de aprovechar los recursos de laboratorios y de personal docente para grupos de estudiantes de diversas carreras, pero de una vocación similar en su aspecto genérico.  Así, los recursos reunidos en un sólo laboratorio de química, con su jefe común, servirá para las facultades de medicina, odontología, química y farmacia. Lo mismo en física, anatomía, etcétera.  Una organización de este tipo se requiere con urgencia.

Lo mismo que la de profesores de tiempo completo, dedicados exclusivamente a la enseñanza y a la investigación, pero combinados con profesores de tiempos parciales, que ejerzan su profesión y que traigan al claustro su experiencia del mundo donde la practican.

Urge, asimismo, la confección de programas de estudios, con su bibliografía minuciosa.  Ello no quiere decir que un programa por sí solo resuelve los problemas docentes, máxime que estos deben ser cambiados y revisados constantemente, puesto que la vida universitaria moderna es dinámica.

LA DOCENCIA DESCANSA SOBRE LOS PROFESORES

Lo que resuelve el problema de la docencia es la personalidad misma del catedrático que, por su propia definición, corre el peligro del adocenamiento, o estado de paralización intelectual, o cosa mecánica y sin iniciativa.

La vida toda de la Universidad descansa en el catedrático, el cual debe estimular al discípulo a pensar, a caminar por su propia cuenta, acicateándolo para que plantee los problemas correctamente, pero evitando el magister dixit dogmático que le quita autonomía a la inteligencia y la convierte en autómata.  Sólo la mente investigadora, inquisitiva, imaginativa y honrada del profesor, es capaz de realizar el milagro de la educación, de transferir los conocimientos e iluminar la mente de su discípulo.

Para lograr una mayor coordinación y preparar sus planes, los catedráticos deben reunirse en seminarios, tanto de materias similares, como disímiles, pero sostenidas sobre el factor común de la enseñanza superior.  Discutir y plantear los problemas de la educación y clarificar el papel que una Universidad debe desempeñar en la vida de nuestros pueblos. Grandes crisis hemos pasado, se han discutido sus causas y la conducta a seguir en determinado momento, pero debemos prever los grandes problemas que se nos pueden presentar en el futuro. La iniciativa de estas reuniones descansa en las juntas directivas de las facultades.

LO QUE SE HA HECHO DURANTE LA AUTONOMÍA

Durante estos tres años de vida universitaria se han hecho notables progresos.  La fundación de la Facultad de Economía en Managua, de las Escuelas de Ciencias de la Educación en Managua y Jinotepe, del Instituto Nocturno de Secundaria en León; el acondicionamiento de la clínica odontológica cuyas primeras instalaciones se hallaban  paralizadas y la compra de nuevos y numerosos equipos, la transformación docente de esta misma Facultad con su organización de profesores; la construcción del Aula Universitaria y las mejoras sustanciales en laboratorios y en el anfiteatro de la Escuela de Medicina del Hospital San Vicente, la reforma del Plan de Estudios de Derecho como un ensayo de la creación de los estudios generales, de la cual también participa, desde el año pasado, la Facultad de Odontología; el inicio de una adaptación a las necesidades profesionales y del país de la Facultad de Ciencias  Químicas; el proyecto para darle impulso y dinamismo a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, sobre la que en gran parte descansa el porvenir de nuestras industrias y su explotación de nuestros recursos naturales; la contratación de profesores de tiempo completo y la visita periódica de funcionarios extranjeros; el envío de profesores nacionales para estudios de especialización a universidades extranjeras; la construcción de aulas y oficinas, y del auditórium; la compra de numerosos equipos de laboratorios, algunos de ellos muy costosos; la creación de la librería universitaria; la catalogación de los libros de la biblioteca y sus notables adquisiciones; la compra de muebles y de numeroso material didáctico; el pedido, ya en marcha, de una imprenta; los cursos de verano de la Escuela de Ciencias de la Educación y los cursos para obreros en esta ciudad; la creación del Club de Estudiantes Universitarios; el mejoramiento y nueva fundación de residencias estudiantiles; el aumento del 20% en el sueldo de los profesores, y el del 20 al 50% en el de los empleados, etcétera, constituyen una lista incompleta de lo que se ha hecho en el orden docente y administrativo, durante este corto período, habida cuenta, además, de que no se ha producido aumento sustancial en el aporte estatal, uno de los más bajos de América Latina, sino, más bien, una mejor distribución de nuestros recursos financieros, mediante una cuidadosa administración de sus gastos, una bien organizada Tesorería y la correspondiente vigilancia en la inversión de los fondos.

CARÁCTER EJECUTIVO DE LA JUNTA UNIVERSITARIA

En las reuniones periódicas de la Junta Universitaria, cuyo número de actas es exactamente el de un ciento, en este lapso, se tratan todos los asuntos relativos a la vida universitaria, lo que ha hecho posible una mayor comprensión de los múltiples problemas que se suscitan diariamente en este organismo vivo, dinámico y enérgico que es la Universidad.  Este tipo de estructura, novedoso en los regímenes universitarios latinoamericanos, le ha dado carácter más ejecutivo a las disposiciones legales y reglamentarias y ha concentrado la responsabilidad en un sólo órgano, sin que haya pretexto para referirla o diluirla hacia otros departamentos universitarios, descargando así responsabilidades.  Quiero dejar constancia aquí de la gran labor desarrollada por los decanos, juntas directivas de facultades y catedráticos durante estos tres años, lo que ha hecho posible llevar adelante el inicio del progreso de esta Universidad, y de que la Junta Universitaria ha tomado siempre en cuenta la opinión de las directivas de facultades.

PRESTIGIO DE LA UNIVERSIDAD EN EL SERVICIO PÚBLICO

No hay duda, pues, que los adelantos de la Universidad la han revestido de un gran prestigio ante el pueblo nicaragüense, de lo cual, muchas veces, han surgido, ciertamente, controversias, algunas de ellas muy enconadas.  Aún más, seguimos dentro de ese cono de sombra de quienes se acostumbraron a ver una Universidad apagada, envejecida, arrinconada, como un ser muerto e incapaz de enfrentarse a los problemas de la educación superior de Nicaragua, de cuya ausencia, no hay duda, ha dependido el grado de atraso en que nos encontramos.

La Universidad ha acudido, dentro de sus escasas posibilidades, pero con grande ánimo, a rellenar la inhibición que, por decenios, ha caracterizado a nuestra política universitaria. La extensión de su cultura hacia el pueblo, la opinión que se le solicita o que se pronuncia de oficio sobre problemas nacionales, el servicio que ha prestado en varias ocasiones para el alivio de grandes calamidades de la Patria, el generoso impulso de su juventud, brillante y orgullosa de su posición, son también muestras de la extraordinaria transformación del espíritu de la Universidad, hacia el cumplimiento de sus deberes para con la Patria y la humanidad.

Numerosas son las solicitudes que se reciben de diferentes personas o entidades para que se creen o acojan escuelas técnicas al amparo de la Universidad, tal es el prestigio que ha adquirido en tan corto período.  Nuestra juventud, escéptica durante tanto tiempo, siente ahora satisfacción y honra de pertenecer a sus aulas y de cobijarse bajo el lema «A la Libertad por la Universidad», que es el equivalente de la Cultura y de los altos valores del Espíritu.

FIGURACIÓN EN EL ÁMBITO AMERICANO

Pero si nuestro crecimiento y prestigio se ha arraigado ya en el alma de los nicaragüenses, no es menos cierto que el renombre en el ámbito de nuestra América, como ejemplo de energía y tenacidad para sobrevivir en medio de tantas fuerzas contrarias o indiferentes, debe ser tomado muy en cuenta, por los reales y tangibles triunfos que se han obtenido en asambleas universitarias internacionales, participando en ellas con aplomo y dignidad, y formando parte de sus organismos directivos, al lado de grandes universidades, de eminentes hombres de ciencia y educadores, que han visto con simpatía los esfuerzos de nuestra Universidad.

EL HONOR NACIONAL

Para nosotros los nicaragüenses desprovistos de recursos, el orgullo no ha de cifrarse en la fuerza militar o política o económica de que disponemos, por su insignificancia, pues no vamos a entrar en competencia, en este ramo, con nadie, sino en las fuerzas mentales, del carácter, la hombría y la dignidad, que no pueden lograrse sino por la Cultura, y las que por sí solas pueden colocarnos, en sitio de honor delante de los demás.

LA UNIVERSIDAD, ORGANISMO DEL ESTADO

Al releer ahora nuestra Ley Orgánica, fruto de los sueños de algunos profesores y estudiantes, se nos pone de manifiesto la necesidad de luchar porque esta autonomía se eleve a categoría de disposición constitucional y se le dé a la Universidad, como organismo del Estado,  especializado en la enseñanza superior, la responsabilidad de vigilar la eficiencia de cualquier otro establecimiento particular de enseñanza superior, y aún más, la emisión de títulos universitarios, los trámites de la incorporación de profesionales, la vigilancia del ejercicio profesional, la organización de sus colegios, tal como ocurre en otros de nuestros países latinoamericanos, en donde la Universidad del Estado tiene a su cargo todo lo relacionado al control de sus profesiones, de sus títulos y de su ejercicio, y  sobre todo, de la responsabilidad en el orden ético que debe ser característico de todo universitario.

NUESTRA MISIÓN

Al terminar este período de tres años y comenzar uno nuevo, estamos seguros de que los viejos problemas se agudizarán y saldrán otros al paso en esta agitada vida universitaria.  Debemos enfrentarnos a ellos con nobleza y ecuanimidad, aceptando nuestra misión de educadores de la mejor juventud de Nicaragua.  Nadie tiene mayor responsabilidad que nosotros, pues que solamente descansamos en nosotros mismos.

En estos tres años de autonomía hemos aprendido la necesidad de una colaboración más estrecha entre autoridades universitarias, catedráticos, profesionales y estudiantes.  Para llevar a cabo nuestra misión, precisamos de una rigurosa disciplina basada en la auto- determinación de cada uno para llevar adelante el bien común universitario, identificado con el bien de nuestra Nicaragua, como parte de un grupo de pueblos llamados a un destino más afortunado.

Y ante los fundadores de nuestra Universidad, ante el recuerdo de los que han combatido por ella, y la han servido con desinterés a través de los años, hemos de prometer un fiel cumplimiento de obligaciones elevadas y luminosas, como son estas a las que nos hemos comprometido y a las que nos toca poner en marcha.

(Nota: Los párrafos anteriores forman parte del discurso pronunciado por el doctor Mariano Fiallos Gil, Rector de la Universidad de Nicaragua en el acto de toma de posesión de las juntas directivas de facultades, elegidas, por primera vez, en uso de la autonomía, por las asambleas facultativas compuestas por catedráticos y representantes de los profesionales y de los estudiantes.

El acto se llevó a cabo en el Paraninfo de la Universidad, a las 5 de la tarde del 23 de marzo de 1961, en su sede oficial de la ciudad de León).

A partir de la fecha del acto de toma de posesión de las juntas directivas (23 de marzo de 1961) al que aluden estos párrafos y coincidiendo con la apertura del nuevo curso de 1961-1962, se ha realizado en la Universidad Nacional, lo siguiente:

—   Nuevo Plan de Estudios para la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas.

—   Creación de la Escuela Normal Mixta Nocturna.

—   Escuela de Periodismo (Managua).

—   Escuela de Ciencias y Humanidades (León)

—   Creación de la Secretaría Coordinadora de Asuntos Universitarios (Managua).

—   Revista de Ciencias de la Educación.

—   Escuela de Administración de Negocios.

—   Escuela Técnica Superior para Maestros de la Construcción.