La verdadera fuerza expansiva de la enseñanza comunista
(Carta al Doctor Mariano Fiallos Gil)
Por: Pablo Antonio Cuadra
16 de octubre de 1960
Querido Mariano:
Muchos me han reclamado que prosiga el diálogo iniciado contigo tomando pie en los interesantes conceptos que expones en tus dos artículos de réplica a mi carta sobre “La superstición Científica”. Me siento un poco cohibido sin embargo, después que llamaste “bizantinos” a varios jóvenes que en esta misma página discutieron sus principios políticos con verdadera profundidad intelectual. Quizás fue una broma tuya, pero como aquí, fuera de lo “bizantino” sólo queda el desierto, yo estoy, casi decidido a escribirte desde Bizancio.
En tus dos artículos me parece advertir, por los argumentos que usas frente a mi valoración de la “ciencia” y de la “técnica”, que caes en un error común de los pensadores liberales, que es considerar al cristiano, al filósofo cristiano, como enemigo total de la concepción materialista, quiero iniciar mi contestación aclarándote este punto fundamental. “El filósofo cristiano suele tener más simpatía por la concepción materialista que por la idealista o exclusivamente racionalista”. Por cuanto nuestra concepción del mundo y nuestro concepto del hombre nacen del estupendo Misterio de la Encarnación y desembocan en ese otro consolador Misterio de la Resurrección de la Carne, sabemos a fondo en cuántas cosas somos parte de la Naturaleza, lo ligados que estamos al mundo material, lo que nos va en su dominio y lo fundamental que nos es todo lo que se refiere al progreso y desarrollo de lo que atañe a nuestro cuerpo y Naturaleza “materias primas”, podemos llamarles, sobre las cuales y con las cuales debe operar nuestra alma. De allí que nuestra valoración de la materia y por reflejo nuestra valoración de la Ciencia, no se basen en una actitud despreciativamente idealista, sino al contrario, profundamente materialista en el buen sentido ya que pretendemos el desarrollo y progreso de lo material pero AL SERVICIO Y PARA BENEFICIO DEL HOMBRE.
El Primitivo no pudo vencer a la materia y dominar a las fuerzas incontrolables de la naturaleza y se sometió ciegamente a su místico. Fue el conocimiento de un DIOS SOBRE NATURAL en que libertó la mente humana para poder enfrentarse con las fuerzas naturales e hizo posible la ciencia de concebir la ciencia de la naturaleza y la técnica positiva que el hombre era incapaz de concebir mientras su vida reposaba sobre una concepción mítica del mundo.
Si ahora, a la postre, desechamos el conocimiento de Dios y de lo SOBRE-natural que hizo posible el auténtico “materialismo” y comenzamos a colocar sobre los pedestales vacíos de los viejos dioses a la técnica y la ciencia, vamos de regreso a una muy civilizada barbaría, retomamos al “primitivo” aunque este primitivo en vez de flechas de pedernal, use cohetes espaciales y en vez de tribus y clanes se asocie en sindicato o soviets.
El tipo de “Mitos” no importa, sino el grado en que esos mitos aplasten la otra parte del Hombre, la parte dominadora, la que usa su LIBERTAD contra lo fatal de la materia, la que usa la voluntad contra las leyes ciegas de la naturaleza, la que usa de espíritu creador y transformador contra las órdenes férreas de lo material o derivados de lo material.
Ahora bien, lo importante es observar cómo los grandes pensadores del Comunismo –especialmente Lenín– comprendieron a fondos el enorme peligro de decadencia y de “vuelta al primitivo” que significaba ese acercamiento de la idea de Dios (y de SOBRE-natural) en la lucha Hombre-Naturaleza y en relación Hombre-Ciencia. Lenín sabía que el síntoma de la definitiva esterilidad y del derrumbamiento de una civilización era esa ética estática –que él llamó burguesa—y que nosotros podemos llamar LAICA o ética negativa atea, dándole vigencia al principio antropológico general de que las sociedades mueren cuando mueren sus dioses. Y sabiendo eso, impuso el “ateísmo activo” la incesante recusación de Dios, porque negando en forma dinámica eso Objetivo divino, al crear una forma activa y religiosa de lo irreligioso, desplegaba plenamente la totalidad de recursos de la voluntad humana –excepto la voluntad de Amor sobrenatural—para sostener el impulso creador social en lo terreno, sin decadencia. De ahí que el bolchevique no concibe el acto de unir la sociedad y de mantener sus estructuras sociales sin la violencia.
Y esa gran fuerza expansiva en el terreno universitario. No, como tú dices, su democratización o amplitud en darle entrada a las grandes masas, ni tampoco su “cientifismo”, sino la potencia con que inyecta a sus estudiantes esta ética activa y combativa de la recusación de Dios que obliga al joven a un constante ejercicio “religioso” de reponer lo religioso, a una permanente mítica antimítica, a un afrontar incesante el rico mundo religioso con su contradicción y su blasfemia (blasfemia no literaria sino dinámicamente en acto)
La universidad soviética es lo negativo de una Universidad Católica y lo que se te escapa a ti de lo importancia y transcendencia que tiene lo religioso –lo que llamas un poco peyorativamente “la salvación del alma”—como motor y como brújula materialista, no se les escapa a ellos sólo que se producen en esto con la dinámica inversa.
Tú al final de comentario dices: que esas Universidades y esos países –los Comunistas–, manifiestan una voluntad de poder extraordinaria y que, objeto de sus conquistas son estos países del mestiza indohispano. Tus propias palabras obligan a preguntarte: ¿Cuál es entonces la formación que debemos dar, desde nuestras universidades, para impedir esa conquista? ¿Consistirá todo nuestro esfuerzo, únicamente, en conseguir dinero u otros medios modernos para “democratizar” la universidad y abrirla a la gran masa? ¿O estaremos fuerte con sólo insistir en una mayor cantidad de Ciencia y técnica en nuestra Universidad? ¿No tendremos que considerar, antes que el número de alumnos, el tipo y calidad de formación que debemos de dar a estos alumnos, y antes que la superstición de la ciencia y su técnica no se le impongan al hombre sino vuelven a estar al SERVICIO Y PARA BENEFICIO del Hombre y de su Destino?
Tales preguntas son las que quedan pendientes después de terminar de leer tus contestaciones a mi carta, sin incluir algunos conceptos que considero errados sobre los cuales escribiré en otra ocasión para no romper la unidad del pensamiento que en esta ocasión he querido exponerte.
Tu amigo
P.A.C.
Nota al lector: –debo aclarar que al hablar de “idealismo” en contraposición a la filosofía “materialista” me refiero a la filosofía idealista y a toda su corriente ideológica encabezada por Hegel, y no al término popular que llama idealismo al culto del ideal.