Crecimiento de la población universitaria y la revolución en los métodos de enseñanza
El extraordinario crecimiento de la población mundial y el desarrollo de la industria, el comercio y la agricultura, acumula a su vez una gran cantidad de solicitudes de ingreso a las universidades. En nuestra América Latina hay ya universidades con más de sesenta mil estudiantes y la ola de ansiosos crece cada año. Entonces surge un dilema: o se rechaza a centenares que llaman a las puertas con el riesgo de cometerse así luna injusticia, o se admite a todos en detrimento de la calidad de la enseñanza.
Si se toma en cuenta que nuestros centros de estudios superiores siguen impartiendo las clases a la manera griega, esto es, con un profesor transmitiendo su saber a un grupo de alumnos, tendremos que el profesor conferencista, con demasiados de ellos, no se halla en capacidad de atenderlos bien, y además, que el número de profesores se aumenta en proporción, debido a los sueldos bajos, y a la amplitud de otras profesiones mejor pagadas.
Ante esta situación ya se halla en marcha la aplicación de los medios modernos de comunicación de ideas y de imágenes para resolver el problema y atender así, con menos profesores, pero mejor seleccionados, la gran demanda de los que quieren aprende.
El rector de la Universidad Autónoma de México, don Nabor Carrillo Flores, planteó el asunto muy claramente, dado el caso de México que se halla frente al problema en plan de urgencia.
Señaló que la ciudad Universitaria de México ya es insuficiente a pesar de que fue hecha apenas hace diez años, por lo que se trata de limitar el ingreso por diversos medios selectivos, esto es, establecer un cupo de acuerdo con la capacidad de los medios de enseñanza.
Sin embargo, podría solucionarse el problema empleando los instrumentos de la industria moderna ha creado para la divulgación del pensamiento. Ya se comenzó con cierta timidez, a ponerle micrófono al maestro para aprovecharlo con mayor amplitud. Ya también se comienza a usar el cine, la radio, la televisión, el disco fonográfico, la cinta magnetofónica, con lo cual, además, la influencia universitaria se extiende cada vez más fuerte fuera de sus aula.
Agrega que pronto se aplicará ampliamente el cerebro electrónico como la más perfecta fuente de información que, en algunos aspectos, supera al ser humano. Aunque apenas tiene quince años e inició su vida como simple máquina calculadora, es ya bibliotecario, maestro incansable, tranquilo e imparcial. Dijo que el cerebro electrónico se irá imponiendo cada día más y más, como auxiliar primero y después como personaje, y será un instrumento vigoroso para intentar la educación de masas a la moderna.
El Dr. Juan Gómez Milla, Rector de la Universidad de Chile, no pudo llegar a la conferencia, por lo que envió su trabajo por escrito. Entre las fórmulas que sugiere para resolver el problema de la población universitaria está la de crear mayor número de universidades pequeñas, envez de esas gigantescas que se nos vienen encima. “Sería mejor contar con universidades mucho más pequeñas y más eficaces”. Pregunta lo que ocurriría cuando esos centros de estudios tengan ciento cincuenta mil o más estudiante y si no hará aumentar eso la proporción de los fracasos de estudiantes y profesores al mismo tiempo que hará menos eficaz la investigación.
Advierte que la educación superior tiene que afrontar en los años que vienen el problema de mantenerse un alto nivel científico y docente para una avalancha de millones de jóvenes y al mismo tiempo, pensaren al posibilidad de crear nuevas instituciones superiores que descongestionen a las universidades.
A propósito de estos planteamientos, la institución, la institución Ford, cuyo interés por la enseñanza aumenta cada vez más, había instalado cerca del auditórium en donde se llevó a cabo la parte principal de esta conferencia, una sala de exposiciones audiovisuales con televisores, cintas magnetofónicas, cine, etc. El Dr. A, C. Eurich, de dicha institución, invitó a los participantes a ver sus instalaciones, que “abren, dijo, horizontes ilimitados para una mejor enseñanza”. En los Estados Unidos el empleo de estos inventos ha aumentado la eficiencia de maestros y abundancia de estudiantes.
Como muestra de las notables explicaciones educativas de la televisión citó. El Dr. Eurich, que hace dos años se impartió un curso de física durante un año, cinco días a la semana, el que fue seguido por cuatrocientos mil estudiantes con éxito, que les valió créditos de doscientos cincuenta colegios y universidades. Este año, agregó, se incluyó un curso de química.
Las ventajas que brindan los inventos modernos son enormes y causarán una gran revolución en todo tipo de enseñanza. Por medio de la televisión, por ejemplo, el estudiante aprende tanto o más que en el salón de clase con el maestro, el cual, a su vez, puede extender su acción a un mayor número de alumnos.
Algunos rectores y profesores, tales como el Dr. Frondizi, de Buenos Aires, o el chileno Jorge I. Wenner Gallo, recomendaron no abrir las puertas de las universidades a todo el mundo, más bien “se hace necesario fijar severas normas de selección de calidad, tomando en cuenta la preparación básica del aspirante y su nivel intelectual”. El chileno agregó que debieran de crearse más especialidades para diversificar la enseñanza superior, con lo que así puede atender a la demanda sin crear plétora.
El Dr. Hervie Branscomb, Rector de la Universidad Vandervilt, señaló que es necesario aumentar el número de instituciones y sugirió un programa de cooperación en un área determinada.
El vice-rector de la Universidad de Londres, Dr. Charles F. Harris, se pronunció en contra de agrandar las universidades. Parra ayudar a las escuelas superpobladas está a favor de la selección de candidatos, así como a extender la educación superior con escuelas de tecnología.