EL RECTOR CONTESTA A LOS ESTUDIANTES DEL INSTITUTO RAMÍREZ GOYENA
SOBRE ORIENTACIÓN VOCACIONAL
Academia de Humanidades.
Instituto Nacional Central Ramírez Goyena.
Managua.
15 de noviembre de 1958.
Señor Rector de la Universidad Nacional Autónoma,
Doctor Mariano Fiallos Gil.
León.
Ilustrado señor Rector:
En la seguridad de que usted no menospreciará la sugerencia que en esta carta le formulamos, nos permitimos dirigirnos a su ilustrada persona en los siguientes términos:
Año con año se acentúa la fuga masiva de alumnos de las facultades universitarias, así como de otros centros de estudios profesionales del país. Esta situación pedagógica preocupa hondamente a los sectores estudiantiles que en breve tendrán que ingresar en las instituciones precitadas. Y como nosotros formamos parte de esos grupos de alumnos a ingresar, nos autointerrogamos acerca de nuestro futuro, del éxito que obtendremos al matricularnos en esta o aquella profesión. ¿Quién nos habrá instruido acerca de la carrera que debemos seguir? ¿Qué métodos técnicos nos habrán orientado hacia el desarrollo de nuestras propias aptitudes vocacionales? No queremos formar el penoso cortejo de los que, sin culpa propia, tuvieron que abandonar sus empíricas ambiciones universitarias, para volver a la realidad amarga del que ha perdido el tiempo sin más provecho que el de su natural impulso de superación.
Tomando en cuenta que es la Universidad Nacional Autónoma el centro de estudios de mayor jerarquía en el país, entendemos que, como tal, está en la obligación moral de enviar a las escuelas secundarias de la República a sus catedráticos, a fin de que ellos orienten a la futura juventud universitaria, pues creemos que de esta manera se logrará encauzar a los núcleos escolares. Deseamos enterarnos no sólo de los problemas relacionados con los estudios académicos, sino también queremos saber todo lo que atañe al presupuesto indispensable para la coronación de una carrera profesional, cuál es la profesión que debemos emprender de acuerdo con nuestras cualidades personales, por qué debemos realizar nuestros estudios en la Universidad Nacional de Nicaragua y no en las universidades del exterior.
Cuando se inicie una campaña en tal sentido, entonces sí que no ocurrirán los desgranamientos universitarios de hoy. ¿Por qué, en vista de lo anterior, la Universidad no ha emprendido un programa de orientación vocacional? A falta de laboratorios psicopedagógicos en los institutos nacionales, es urgente que personas de experiencia universitaria salven estas deficiencias educacionales en beneficio de una juventud escolar que, en la próxima etapa será nervio y corazón de la Patria.
Nosotros, alumnos del Ramírez Goyena, y miembros de la Directiva de la Academia de Humanidades, abogamos por un Programa Vocacional de Orientación. Dicho programa podría ser iniciado por la Secretaría de la Universidad a su digno cargo, señor Rector. Usted, doctor Fiallos, que es amigo de las letras y del progreso, haga algo en este sentido. Por nuestra parte, tenga seguridad que estamos a su disposición en esta patriótica tarea pedagógica. Somos amigos de ver las cosas de frente, no de espaldas; queremos vivir a tono con el mundo actual.
Sin otro particular por el momento, nos es grato despedirnos del señor Rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, suscribiéndonos sus obsecuentes y seguros servidores,
Iván Tercero T., presidente; Horacio Lovo, Vice- presidente; Roger Callejas, Fiscal; María Haydee Cajina, secretaria; Lilliam Alvarado G., Relaciones Exteriores; Isabel Flores, Tesorera; Elba Estrada S., Vocal; Alfredo Fonseca, Vocal; Tulio Tablada h., Vocal; Sergio Uribe, Vocal; Ramón Chow Díaz, Profesor Asesor.
RESPUESTA DEL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD A LOS ESTUDIANTES DEL «RAMÍREZ GOYENA»
Distinguidos señores estudiantes:
Estoy recibiendo su amable carta del 15, la que me apresuro a contestar en homenaje a la notable preocupación por el futuro de nuestra juventud en cuanto a la resolución de dos problemas de extraordinaria importancia: la orientación de los jóvenes en la escogencia de su profesión, y el éxodo de los mismos a universidades extranjeras. Ambas situaciones han sido planteadas desde hace mucho tiempo por el suscrito, y ahora, al frente de esta Universidad, con mayor urgencia que nunca. Quiero decirles que ustedes son los primeros en acudir a una consulta de esta clase y plantear el caso desde el umbral de un instituto de segunda enseñanza, con los temores racionales de no acertar en la escogencia de sus estudios profesionales.
La mayor parte de nuestras universidades latinoamericanas no han resuelto el problema con la atención que éste se merece. Entre ellas se halla la nuestra. La forma convencional ha sido la de separar implacablemente a aquéllos que no se adaptaron desde un principio a la profesión que seleccionaron; generalmente pierden el primer año de estudios y quedan con una dura lección de la cual, a veces, no se reponen; buscan otra carrera, y si tampoco aciertan, quedan, realmente, agobiados; se pierden así grandes valores que pudieron haber sido aprovechados en forma diferente.
En nuestra Centroamérica, la Universidad que está abordando este problema con gran empeño es la de Costa Rica, en donde se halla funcionando la Facultad de Ciencias y Letras, una especie de enlace entre la secundaria y la Universidad. Aquí se le va buscando al estudiante la armonía entre su vocación y su disposición, de suerte que pueda elegir entre las varias carreras con grandes probabilidades de acertar. Naturalmente que ello significa mucho dinero, profesores especializados, psicólogos, pedagogos, sociólogos, etcétera, de manera que prácticamente el estudiante se halla bajo una dirección hábil y competente. Para el próximo año la Universidad de Costa Rica tendrá más de quince millones de colones de presupuesto. La nuestra apenas anda por un millón y medio de córdobas; tendremos, pues, que renunciar a enfrentarnos con eficiencia a resolver tan trascendental problema en forma científica.
¿Qué haremos entonces?
Nuestras condiciones económicas nos impiden ampliar el número de carreras que actualmente se siguen. Con lo poco que tenemos estamos tratando de mejorar las existentes; éstas son: derecho, medicina, odontología, farmacia e ingeniería civil (esta última funcionando en la capital). Hay otra: agronomía, que depende del Ministerio de Agricultura y la de enfermería (no a nivel universitario) de Salubridad.
Tenemos, pues, tres grupos de carreras, a saber:
Ciencias Jurídicas y Sociales (con la única rama de derecho):
Esta rama del derecho desemboca únicamente en la carrera de abogado y notario, de escaso porvenir en sí misma y de precario presente. El ejercicio del derecho en nuestro país debido a las condiciones de bajo nivel cultural es muy limitado; sin embargo, en cursos de postgraduado en el exterior (becas, etcétera), tiene abierto amplio horizonte para los estudios de economía, bancos, administración pública, periodismo y similares. La carrera es de cinco años actualmente, pero sufrirá transformaciones en su currículum para el año próximo, después de los resultados de la próxima Asamblea de Facultades de Derecho que por primera vez celebrarán las de América Latina, en México, durante el mes de abril próximo.
El grupo de Ciencias Médicas y Químicas, ofrecen gran porvenir: están distribuidas en las escuelas d pendientes de tres distintas facultades, así: medicina y cirugía, odontología y farmacia.
La medicina y cirugía conduce al ejercicio de la profesión en general, y a muchas especialidades: oftalmología, cancerología, higiene, psiquiatría, neurología, patología, radiología, etcétera. La inclinación a las especialidades se va obteniendo en los años de estudios, pues la Universidad solamente hace médicos y cirujanos generales que luego pueden postgraduarse en las innumerables becas que se tiene disponibles para el exterior.
Es muy posible, casi seguro, que en el próximo año se transforme el estudio de la medicina en nuestra Universidad, para lo cual hemos traído técnicos en la organización de esta clase de estudios, quienes nos han hecho planes detallados sobre currículum, catedráticos de jornada completa, laboratorios, etcétera, reduciéndose los años de estudios, pero intensificándose éstos La organización de este programa requiere un poco más de un millón de córdobas al año, visto con toda economía; si el señor presidente accede a realizar este plan, lo que es posible, ya que es una cantidad que ya se le da a la Escuela de Agricultura, que tiene solamente 63 alumnos, y nosotros en medicina 327, nos pondremos de igual a igual, por lo menos, con las otras escuelas de Centroamérica. Hay que luchar con ello, pues se trata de compromisos internacionales, además del compromiso realista con la juventud de nuestra patria. La carrera de medicina es actualmente de 7 años más uno de práctica en hospitales.
Los estudios de odontología se hallan aquí en buenas condiciones teórico-prácticas y este año sacaremos la primera promoción de profesionales. También para esta carrera hay varias especialidades que se pueden obtener con becas en el exterior, primordialmente en Estados Unidos, cuyas universidades son las que ofrecen más en todas las profesiones. En lo general tiene un buen porvenir en todo el ámbito de la República. Se hace en cinco años.
Los estudios de farmacia adolecen de algunos defectos, especialmente en el orden práctico, pero este año próximo tendremos probablemente profesores de jornada completa y más amplitud en los laboratorios. Esta profesión tiene poco éxito profesional debido a falta de leyes protectoras y a la crisis general de su ejercicio en todo el mundo, ya que la industria de las medicinas llamadas de patente, la profusión de sus ventas sin prescripción alguna y la escasa vigilancia de la calidad y necesidad de su importación, hacen difícil el ejercicio puro de la profesión, a menos que se esté de regente en una farmacia a sueldo, o que se funde establecimiento propio o se obtenga empleo como agente vendedor de casas importadoras. Se requiere una transformación en estos estudios. Actualmente lleva cinco años.
A este grupo puede agregarse el estudio de enfermería, que no depende de la Universidad sino del Ministerio de Salubridad Pública. Esta carrera es únicamente para mujeres y ofrece un gran porvenir. Tiene la ventaja de poderse ejercer en cualquier parte del mundo. En Nicaragua hay solamente 300 enfermeras profesionales, necesitándose muchísimas más de ellas; sin embargo, hay poquísimas solicitudes de entrada, pues solamente se matricularon el año pasado cinco alumnas, habiendo en total 24 y 10 en Bluefields, siempre dependiendo del mismo ministerio. Lleva tres años y no es de nivel universitario, aun cuando debiera serlo.
En la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas, situada en Managua, se estudia ingeniería civil. Tiene un gran porvenir puesto que el desarrollo económico e industrial del país, unido al del resto de América Latina, requiere profesionales de esta clase en todas sus especialidades, las que pueden adquirirse en estudios de postgraduados como se ha dicho de las otras: arquitectura, puentes y caminos, mecánica, electricidad, y una serie de variedades más. Se requieren cinco años.
A lo dicho hay que agregar la Escuela de Agricultura y Ganadería, dependiente del Ministerio de Agricultura, de grandes proyecciones para el desarrollo agropecuario de Nicaragua. Tanto en esta escuela como en la de enfermería, dependientes ambas del Ejecutivo, se estudia por becas en donde se le da al alumno todos sus gastos: tienen un gran presupuesto, al revés de lo que ocurre con la Universidad que anda todavía luchando por acercarse un poco a la suma proporcional de que gozan estas escuelas. No se puede decir si esta escuela es o no de nivel universitario.
Estos son, pues, los estudios que pueden hacerse en Nicaragua. Para orientar a los alumnos no tenemos más que los siguientes medios:
- a) Sus notas de secundaria: Esto nos ayudará a discernir la inclinación del estudiante y sus capacidades en ciencias jurídicas y sociales, en ciencias médicas y químicas, en matemáticas y agricultura, según se haya o no distinguido en las clases similares de su currículum; esto es, inclinación por las letras y ciencias sociales, por las ciencias naturales o por las matemáticas. Aunque tales datos no pueden sustentar un diagnóstico definitivo, ello sirve de pista.
- b) Datos personales procedentes de los mismos institutos acerca de lo siguiente:
Para futuros:
Abogados:
— capacidad de juicio
— habilidad para inspirar confianza
— mente analítica
— interés en la investigación
— integridad
— estabilidad personal
Médicos:
— habilidad para inspirar confianza
— inteligencia arriba de lo normal
— temperamento estable
— buena salud
— personalidad agradable
— interés por el género humano
— destreza manual (para cirujanos)
— capacidad de improvisación
Odontólogos o dentistas:
— destreza manual
— pulcritud o aseo personal
— mente analítica
— aptitud para lo mecánico
— personalidad agradable
Farmacéuticos:
— elevado concepto de la ética
— gran interés por las disciplinas tanto científica como de negocios
— personalidad agradable
Ingenieros civiles:
— disposición para las matemáticas
— capacidad de trabajar en buenos términos con los demás
— exactitud y esmero
— imaginación
— aceptación de responsabilidades
— buen juicio
— paciencia, tolerancia
— buena salud
Ingenieros agrónomos-ganaderos:
— habilidad para trabajar con otros
— aptitudes para la mecánica
— exactitud
— imaginación
— capacidad creativa
— cierto grado de destreza
— amor por el campo y los animales
— paciencia
Enfermeras profesionales:
— habilidad para tratar a la gente
— sentido de responsabilidad
— integridad
— buena salud física y mental
— sentido del humor
- c) Una vez con los datos arriba mencionados procedentes de los colegios de segunda enseñanza, conviene realizar una entrevista personal con el Rector, quien tratará de orientarlo ya sea directamente o por medio de catedráticos
- d) Al estudiante que se matricule en el primer año de una carrera se le dará la oportunidad de «explorar» durante dos meses para orientarse en la carrera que más se acomode a su disposición y vocación. Este tiempo será para «ambientarse» mejor.
Hay una cierta tendencia en Centroamérica a modificar la enseñanza secundaria, dividiéndola en dos o más ciclos del tercer año en adelante. De esta suerte se le iría imprimiendo vocación al estudiante, aunque tal vez demasiado temprano, pues a esa edad aún no se ha desarrollado bien en todas sus fases. Lo inteligente sería dejar como siempre la secundaria como prolongación de la primaria sin una dirección determinada, aunque observando al estudiante, sobre todo si éste va a ser un científico y no un técnico. La creación de una Facultad de Ciencias y Letras o una Facultad Preuniversitaria de estudios y orientación (uno o dos años) solventaría la mayor parte de todas las dificultades en que se hallan la mayoría de los estudiantes en la elección de sus estudios universitarios.
EL ÉXODO DE ESTUDIANTES
Uno de los problemas de mayor gravedad para el país entero es el éxodo constante de estudiantes universitarios que estudian en el exterior. Se sabe bien que la influencia del ambiente en la formación del hombre es más intensa en los años universitarios (entre los dieciocho y veinticinco de su edad). En esa época el estudiante vive las preocupaciones ajenas en su patria, los problemas diferentes de la economía, la política, la higiene, el clamor popular, las vicisitudes y alegrías de la patria, y quiéralo o no siempre es una persona más o menos desarraigada que constantemente vive haciendo comparaciones peyorativas. Es difícil de adaptar totalmente.
Nuestra población universitaria casi no crece. En el exterior hay tal vez dos mil estudiantes universitarios; aquí hemos permanecido con un mil, pese a que tenemos abierta la nueva Facultad de Odontología y de que hay un 15% de población universitaria femenina con tendencia a aumentarse. Esto es un verdadero SOS de la juventud de Nicaragua y de todo el país, que ve irse la flor y nata de sus muchachos a criarse bajo otras banderas.
¿Cómo remediarlo? Tenemos la mejor voluntad, pero carecemos de dinero. La Universidad que en Centroamérica se había quedado a la zaga con la nuestra, y cuyo nombre omito, ya tiene el 2% del Presupuesto Nacional y otras entradas, asignadas constitucionalmente. Esto quiere decir que va llegando a los diez millones de córdobas. Pueden así pagar excelentes profesores de jornada completa traídos del exterior (mientras nosotros traemos beisboleros), comprar laboratorios, investigar y crear, realmente, una conciencia universitaria. Pero aquí estamos abajo, pero muy abajo.
La idea de ustedes acerca de conferencias de catedráticos en las escuelas secundarias podría servir como información para los estudiantes y podrían intentarse para conocer sus resultados.
En este sentido me ofrezco gustoso para visitarles en el Instituto Ramírez Goyena y conversar con los alumnos del quinto año y los otros que lo deseen a fin de explorar la validez de datos en este difícil problema. Para el caso podría convenir en un día que yo tenga libre durante el mes de diciembre próximo, tal vez en la segunda quincena.
Al agradecer a ustedes su amable carta y al felicitarles por su noble y útil preocupación, me es grato suscribirme muy atento, seguro servidor y amigo.
A la libertad por la Universidad
León, 28 de noviembre de 1958.
Año de la autonomía.
León, noviembre de 1958.